Resiliencia: ¿Qué es?
Dentro de la ingeniería, resiliencia es la capacidad de un cuerpo de volver a su forma original luego de exponerse a una fuerza o resistencia externa.
Este concepto se ha expandido hacia la psicología y desarrollo personal para referirse a la capacidad de las personas para sobreponernos a eventos traumáticos, superarlos y salir fortalecidos de dicha experiencia.
Y ¿Qué es un trauma entonces? Cualquier evento en el que nuestra vida esta puesta en peligro, o la de personas cercanas a nosotros, como esta pandemia que es un evento traumático a nivel mundial, y es aquí donde la resiliencia es parte muy importante de la manera en que lo enfrentamos.
Victor Frankl es el padre y ejemplo de este concepto al ser uno de los primeros autores que se refiere a la resiliencia; una de sus obras “El hombre en busca de sentido” es una muestra de esto. El fue neurólogo y psiquiatra austriaco que sobrevivió en varios campos de concentración nazis durante la segunda guerra mundial. De sus vivencias y de la observación que realizó en dichos campos, concluyó que las personas que tienen más probabilidades de sobrevivir son aquellas que dan, buscan, tienen y/o encuentran un sentido a su vida.
El resalta la responsabilidad que tenemos todos y cada uno de nosotros de crear nuestra propia vida y nuestra propia historia según como interpretemos los acontecimientos que nos suceden.
Según Frankl, “una experiencia traumática es siempre negativa, pero lo que suceda a partir de ella depende de cada persona. En la mano del hombre está elegir su opción, que o bien puede convertir su experiencia negativa en victorias, la vida en un triunfo interno, o bien puede ignorar el desafío y limitarse a vegetar y a derrumbarse.”
Se trata de entender y practicar que ante accidentes, catástrofes, malas noticias, desgracias o problemas, no existe una única respuesta o una única actitud a adoptar. Si bien es importante no minimizar el problema, una vez analizada la situación, aceptada y entendida, la actitud que tomemos ante ella va a determinar nuestras acciones y por ende va a marcar el rumbo de nuestros siguientes pasos y, con ello, nuestro futuro.
Así pues, tenemos en nuestras manos la posibilidad de decidir, sean cuales sean las circunstancias, como queremos vivir, como víctimas de las mismas o como parte responsables de crear nuestra actitud ante ellas.
Cuando estamos en una situación difícil nos sentimos alejados de nuestras metas. Para volver a acercarnos a ellas, se hace necesario aceptar las circunstancias que no se pueden cambiar y comenzar a trabajar sobre los aspectos que sí son modificables. Nada es tan decisivo como aceptar la realidad que nos toca vivir. En buena parte de los casos no podemos controlar lo que sucede. La adversidad tiene a menudo un componente caótico que nos supera. En ese contexto, solo cabe la aceptación. De poco nos vale obsesionarnos con el «por qué». Debemos centrarnos en el «cómo y el para qué». ¿Qué puedo hacer para enfrentar el desafío? ¿Esto para qué ocurre, qué puedo aprender de esta vivencia? No podemos controlar la expansión del virus, pero hay gestos que ayudan y que sí dependen de nosotros como seguir las indicaciones dadas por las autoridades sanitarias. Puedes sentirte mal por no poder salir o bien pensar en que, con tu actitud responsable, estás siendo activo a la hora de frenar la epidemia. Esa idea refuerza tu resiliencia.
La propia actitud y la capacidad de transformarnos para manejar la adversidad, forman parte de ese legado de Viktor Frankl y sus enseñanzas sobre la resiliencia. Tal y como él mismo explicaba, no es el contexto o las circunstancias lo que nos determinan. Lo que nos afecta en realidad son nuestras decisiones y nuestros pensamientos.