Orientacion Vocacional: en búsqueda de tu propia misión

Queridos padres:

Hoy quiero compartirles algunas ideas frente a este tema. Si bien esto  se presenta en su mayoría durante la adolescencia, en los últimos años de colegio, cada vez es más común verlo también al momento de escoger una maestría e incluso después de todo esto, siendo adultos, casados, solteros…el punto es que todos atravesamos por el proceso de elegir una carrera, aquella decisión tan importante y personal, igual o más importante aún que decidir si estar solteras o casadas. Se dan cuenta que de esto depende el rumbo de la mayor parte del tiempo de nuestras vidas? Es muy importante que lo que escojamos, nos motive de manera intrínseca. Es decir, que lo que cada mañana nos inspire a levantarnos e ir a trabajar, venga desde nuestro interior. Sea una decisión propia basada en varios factores importantes. Les invito primero a ustedes, si no están felices en el lugar o profesión en que se encuentren, a ver hacia adentro y buscar aquello que les encienda el alma. Lo mismo para sus hijos, busquen esta orientación vocacional mediante permitir que de niños prueben la mayor cantidad de actividades posibles, a que vayan descubriendo qué les gusta, cual es su vocación. También permitan que sus profesores les digan en lo que son buenos, y potencien eso como madres. Ya en la adolescencia permitan que sus hijos experimenten, vayan formando su propia identidad, escogiendo sus valores y actuando de acuerdo a los mismos. A todo esto, se suma el tema de personalidad, hay vendedores, artistas, músicos innatos…Todos tenemos un pizarrón en blanco y cualquier día podemos decidir escribir algo nuevo. Sueñen alto, permitan que sus hijos también lo hagan, no les sembremos nuestros miedos o dudas frente a la vida. Cada cual va haciendo su propio camino, seamos guías en este proceso, acompañándolos a su descubrimiento. La pasión es clave, y como dije al inicio, muchos factores más. Existen formas de conjugarlos y descubrir las profesiones que con mayor probabilidad me permitan ser yo, por ende, ser feliz. No se conformen, y si necesitan apoyo en esta búsqueda, es una parte de mi profesión que me encanta practicar ya que lo he vivido en carne propia.

Con cariño,
Daniela

TIPS PARA SER MADRE Y MUJER A LA VEZ

Para quienes me leen por primera vez, les quiero contar que soy psicóloga clínica, coach ontológica, madre de dos pequeños de 7 y 2 años, esposa y profesional; y quiero hoy compartirles desde mi propia experiencia y conocimientos científicos, siete tips para ser madres y mujeres a la vez.

1. ACEPTACIÓN
Aceptar que ser madres, especialmente las de hijos pequeñitos, es un reto en todo aspecto, una persona más formando parte de mi familia, la responsabilidad de un ser pequeñito que solo se expresa mediante su llanto, la dificultad para dormir, y entender que esto es pasajero, normalmente el año más difícil a este nivel es el primero; según nuestro bebé va formando hábitos, rutinas de comida, descanso, etc, nosotras también volveremos a la normalidad, pero por favor, no nos exijamos tanto ese tiempo, con sobrevivir, es más que suficiente. Es una etapa exigente, difícil, agotadora, aceptemos esta realidad y sepamos que esto también, va a pasar.

2. DEPORTE
Hacer ejercicio es terapéutico, incluso se lo ve como el enemigo del psicólogo. Previene acumulación de emociones incómodas, promueve la dopamina y neurotransmisores que producen felicidad y satisfacción; todo esto, además de ayudarme a mantenerme saludable a nivel físico y en forma. Hay decenas de argumentos para hacerlo, podemos usar videos en casa, salir a un gimnasio, a caminar con el coche de mi bebé. Practicarlo al menos 3 veces por semana, mínimo 45 minutos produce grandes beneficios en mi vida. Con respecto a la maternidad, me ayudará a recuperar mi autoestima, y será un tiempo para mi misma.

3. RECUERDA LAS PRIORIDADES
Primero, es importante recordar que soy una mujer, ser humano que necesita de rutinas, descanso, mimos, estabilidad. Si yo estoy bien, los demás a mi cargo y a mi alrededor, también lo estarán. Muchas al ser madre nos volcamos a cuidar a nuestros hijos, a que se vuelvan nuestra razón de vivir. No quito importancia al hecho de que claro, son nuestros motores, motivadores para luchar, sin embargo, debo buscar un balance. Un error grave es poner a mis hijos en el lugar que no les corresponde. Ellos son mis hijos, no son mi vida, necesito tiempo para mi, para estar con mi pareja, para mis amigos, para hacer lo que me gusta, etc. En el tema de maternidad, los estudios científicos demuestran que lo importante es la calidad de tiempo con los hijos; vivir, respirar por ellos y sobreprotegerlos, al contrario, los vuelve adultos inútiles y dependientes. Busca espacios con tu pareja, les va a dar pereza, será más cómodo quedarse en casa, sin embargo, el rato que salgan, vuelvan a ser niños, diviértanse, una película juntos, un paseo para conversar, es básico para mantenerse conectados. Recuerden que sus hijos necesitan padres felices, y para esto, la pareja debe cuidarse como oro.

4. APRENDAN A NO ESCUCHAR
Y más que nada, a quien escuchar, muchas personas tienen buena voluntad al momento de darnos consejos, otras nos los dan sin haber preguntado, otras a manera de juicio, la suegra, la tía, la amiga…Créanme que pueden leer todos los libros de crianza, que cuando tengan a su bebé la situación será un reto, ni se diga cuando llega el segundo, ya creemos haber dominado ese terreno de ser madres y toma! Salió distinto al hermano mayor. Entonces…zapatero a tus zapatos. Busquen consejo en quienes confíen, en quienes admiren su estilo parental, en especialistas en el tema, y sobre todo, sigan su intuición, creo firmemente que a partir de ser madres se nos despierta a la mayoría un chip que nos indica muchas cosas, escuchémoslo. Cuando la gente nos diga consejos, etc, por cortesía escuchen y agradezcan, pero como me dijo un día mi mami, “Di que sí, y haz lo que te de la gana”. Así evito conflictos y no me tomo personal lo que me dicen.

5. DESPÍDANSE DE LA CULPA
Como les dije anteriormente, muchas madres que trabajamos por ejemplo, experimentamos culpa de no estar ahí para ellos, la realidad es que nuestros hijos no necesitan madres 24-7, necesitan madres felices, que el tiempo compartido sea de oro, estar pendientes, pero sin culpa. La culpa puede ser una emoción que nos tortura, aceptemos nuestra realidad, si puedo estar poco tiempo con ellos, hagamos que ese tiempo cuente, es más que suficiente.

6. SEAN UN EQUIPO
Muchas veces en consulta escucho cosas como: “Es que el no me ayuda”, y aquí les invito a pensar como mujeres, el trabajo que tenemos por adelante. Los hijos son de dos, no es cuestión de que nos “ayudan”, son sus hijos también y los dos somos un equipo, peor aún cuando la madre también trabaja. Para esto debemos aprender a soltar, permitir al hombre crecer, confiar e irlos guiando para que aprendan no solo a ser padres a la antigua, sino a cambiar pañales, darles de comer y ser figuras emocionales importantes. Repartir las responsabilidades de forma balanceada en la pareja es básico. A esto se une el tema de la educación. Señoras, si seguimos teniendo machismo en nuestra sociedad, en gran parte es gracias a nosotras mismas, porque seguimos manteniendo las creencias antiguas en nuestra crianza. Tratemos a nuestros hijos por igual, sin importar su género, démosles responsabilidades acordes a su edad, de nosotras depende cambiar o mantener este tema para las siguientes generaciones.

7. LÍMITES Y AMOR
Muchos padres creen que mimar es sinónimo de malcriar, y esto no es así. Podemos ser madres amorosas y también poner límites, es más, poner límites es parte del amor más grande que podemos brindar a nuestros hijos. Pongan reglas claras, consecuencias y comportamientos deseados desde pequeños en casa. Recuerden, sus hijos llegan a un hogar que ya existía antes que ellos. Son ellos quienes deben acostumbrarse a su hogar, y no los padres dejar de vivir y cambiar todo para adaptarse a ellos.

Finalmente, recuerden, ser madres es una faceta más de nuestras vidas, disfrutémosla, pero no volquemos todo nuestro ser solamente a esto, busquemos más actividades y situaciones que nos motiven a levantarnos cada día, así seremos madres felices, y ese es el mejor regalo para nuestros hijos y quienes nos rodean.
Con cariño,

 
 

Asertividad: Enseña a tus hijos a decir NO

Como padres, una tarea muy importante es el apoyar a que nuestros hijos desarrollen habilidades que fomenten unas relaciones interpersonales sanas y satisfactorias. La asertividad es una de estas habilidades, y se refiere a la capacidad de saber decir no; mantener una opinión propia frente a diversos eventos o situaciones, ser capaz de pedir favores, incluso poder reaccionar frente a una agresión física o verbal, y poder manifestar eficazmente las propias emociones y sentimientos.

Muchas veces sentimos culpa, vergüenza de decir que no, nos “tragamos” las cosas o perdemos la cabeza al ser agredidos. Sentimos miedo de defraudar a los demás, o tenemos la necesidad de querer agradar a todos. Comprendamos que decir que no, no es sinónimo de egoísmo, más bien, es generosidad conmigo mismo y ayudará a que pueda cumplir con lo que tengo que hacer de mejor manera. También poder decir no me da más tiempo libre para dedicarme a otros intereses. Me ayudará a tener menos estrés y cargas excesivas (y muchas veces innecesarias) en mi vida. Por todo esto, pienso que la asertividad es una actitud sabia para nosotros como padres y por supuesto, para nuestros hijos.

La asertividad entonces, pretende que tengamos una actitud que no permita la manipulación de los demás. Es una postura saludable ante la vida. Mientras alguien pasivo se deja pisotear, y alguien agresivo impone a los demás las cosas; el asertivo negocia, busca lograr acuerdos de forma positiva. La asertividad también va muy ligada a la autoestima y el miedo a ser rechazado, a esa necesidad de encajar en un grupo. Por esto nuestros hijos deben aprender a defenderse y expresarse. Nosotros no debemos ser vistos como sus salvadores sino como en quienes pueden contar para apoyarlos a que ellos resuelvan sus propios problemas con asertividad. Mientras antes lo aprendan, mucho mejor.

Una forma básica de inculcar esta habilidad es dando el ejemplo; si yo soy asertiva, seguramente mis hijos aprenderán de mi; pero, si no lo soy, debo trabajar primero en mi propia capacidad para luego enseñarla en casa. Los niños que ven en los padres un modelo de comportamiento asertivo, aprenderán a mantenerse firmes por sí mismos. Si nuestros hijos ven que tomamos decisiones con respeto hacia nosotras mismas y los demás; que no nos cuesta decir que no, entenderán que decirlo, está bien. Si en un momento también nos dicen que no ante alguna petición donde era justo hacerlo (no vale no arreglar su cuarto, o cumplir una tarea que le corresponde), debemos mostrar respeto y apoyarlos.
El lenguaje es importantísimo, cuando un hijo se equivoque, en vez de decirle algo como: “Ay hijito, que mudo, ¿es que no sabes decir que no?”, utilicemos algo similar a: “Mijo, te sentiste mal por no poder decir lo que piensas, ¿qué crees que te puede ayudar la próxima vez a hacerlo?”

Fomentemos un hogar democrático, donde todos se escuchen y respeten sus puntos de vista, no es lo mismo que estar de acuerdo, pero sí, respetar lo que cada hijo opine. Si aprenden a opinar en casa, será más probable que lo hagan en otros lugares y estén cómodos con eso. Anima a que todos den su opinión, siempre habrá un hermano más dominante, sin embargo, encárgate de ser tú la moderadora y que todos tengan la oportunidad de expresarse.

En un momento del día en que estén con calma pregúntale a tu hijo “¿Cuando en el cole te hacen o te dicen algo que no te gusta, qué haces? O algo como “Cuándo tu amiga te dice tonta, ¿tú que haces?”. Tras escuchar de forma activa su respuesta explícale que puede actuar de otra forma, pues tiene el poder de decir no cuando algo no le gusta: “¿Sabes que puedes decirle no? Podemos explicarles que se puede actuar de otra manera, que pueden decir no si algo no les gusta. Darles opciones de cómo pueden responder en otra oportunidad: “No me empujes, no soy tonta, no me digas así, no me gusta lo que hiciste…” Luego practiquen imitando situaciones similares, donde nosotras con cara seria, y de forma clara y contundente diremos “No me empujes” (o lo que aplique), y después, hagamos que nuestro hijo nos imite y lo haga asertivamente. De este forma puede ir practicando poner sus propios límites en casa.

La asertividad se relaciona con la empatía, y es importante porque implica amor propio, pero desde el respeto y valoración a los demás. Parte del aprendizaje de relaciones interpersonales es el no saber cómo relacionarse; para esto podemos guiar sus comportamientos, analizando la situación problemática, conversando las posibles soluciones y consecuencias con nuestros hijos. Aquí es clave que nuestros hijos puedan ver varias opciones de conducta, así podrá tomar la mejor decisión entre ellas. Además podemos darle ejemplos que conozcamos similares y explicarle como alguien más superó esa situación. Todo esto lo tranquilizará y le dará confianza.

Para apoyar a este aprendizaje debemos trabajar en estas áreas:
1. Desarrollar lenguaje corporal adecuado; manteniendo el contacto visual con quien hablamos, con nuestro cuerpo erguido, hablando de forma clara y firme, no hablar en tono de queja o victimización, enfatizar en palabras usando gestos y expresiones acordes.
2. Para evitar la manipulación, se puede repetir varias veces mi punto de vista, con calma y sin dejarme distraer por asuntos irrelevantes: “Sí, entiendo, estoy de acuerdo con esto que tú piensas, pero mi punto de vista es…”
3. Utilizar al “no” sin miedo; directamente y sin frases que pueden interpretarse de forma ambigua “no estoy segura”, “no creo que pueda”. Ser breves, dar una razón corta, recordemos que no debemos justificarnos ni dar mil explicaciones, tenemos derecho a decir que no.
4. Identifiquemos la personalidad de nuestros hijos para saber cómo incidir más con cada uno en el hogar. Existen niños más tranquilos, que buscan evitar conflictos; otros, más indecisos y poco autónomos, y aquellos que parecen ser más influenciables.
a) Si tu hijo es de los tranquilos, evita ser autoritaria y estricta, pon límites negociando y enséñale a defenderse de opiniones o críticas contrarias y que sepa decir “no” de forma clara y firme. Si tú eres inflexible y estricta tendrás un hijo sumiso que hoy te obedece a ti, y mañana a todos con una personalidad fuerte.
b) Si buscas que tu hijo se vuelva más independiente, deja de lado la sobreprotección y permítele equivocarse. Dale responsabilidades claras y no le supervises todo el tiempo. Confía en él, dale la seguridad que le falta.
c) Si crees que tu hijo es influenciable, refuerza su personalidad y gustos. Hagan actividades que sepas que disfrute y donde todos cuenten como son y qué les gusta hacer. Esto le puede ayudar a conocerse más y tener ideas más claras.

El camino al inicio como en todo nuevo hábito, no será sencillo; más aún si hemos estado acostumbrados a decir sí todo el tiempo; pero nos simplificará la vida y valdrá la pena. A nuestros hijos, les dará más autoestima y confianza el poder decir que no sin problema, y a nosotros una tranquilidad invaluable ¿Practicamos?

 

Daniela Ordóñez

¿Qué esperar en el post parto? Manejo de Emociones

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Desde el minuto que nos enteramos que vamos a ser padres, nuestra vida cambia, sin embargo, en la mujer este cambio es inmediato, a nivel físico y hormonal. Empezamos a pensar en cómo esta nueva vida que está en camino va a verse afectada por nuestras decisiones, nos entran miedos, dudas, inseguridades, lo estaré haciendo bien, y ahora, soy mala madre si hago o no hago tal cosa. Además debemos lidiar no solo con esto, sino con las dudas frente a cómo educar al bebé, a quien escuchar o no consejos durante y luego del parto. En fin, si bien es uno de los momentos más maravillosos de nuestra vida, no debe quedar por fuera el pensar que es también uno de los que más desafíos conllevan para nuestra vida personal, familiar y de pareja.

Experimentamos cambios físicos, vamos creciendo junto al bebé, sintiéndonos a veces mal físicamente, para llegar hasta el momento, con la ilusión de ser madres. ¿Qué pasa entonces? Se viene una reducción  hormonal brusca apenas nace nuestro bebé, a esto se suma la falta de sueño, y hay muchos más factores importantes que quisiera compartirles hoy.

La depresión postparto es la enfermedad más frecuente en el posparto, afecta al 15% de las madres. Es un trastorno del estado de ánimo que puede afectar a las mujeres después de dar a luz. Quienes la padecen tienen sentimientos de extrema tristeza, ansiedad y cansancio que les dificultan hacer las actividades diarias del cuidado de sí mismas y de otras personas.

La depresión postparto no tiene una sola causa; se produce por una combinación de factores físicos y emocionales. Después de dar a luz, los niveles hormonales de las mujeres bajan rápidamente. Esto produce alteraciones químicas en nuestros cerebros que pueden provocar cambios en el estrado de ánimo. Adicionalmente, muchas mujeres no pueden descansar tanto como deberían para recuperarse totalmente del parto. Esta privación constante del sueño puede causar estrés físico y agotamiento, que son factores que pueden contribuir a la aparición de la depresión post parto.

Este es un listado del espectro de síntomas que pueden experimentarse:

Sentirse triste, desesperanzada, vacía o abrumada

Llorar con más frecuencia de lo normal o sin un motivo aparente

Preocuparse o sentirse excesivamente ansiosa

Sentirse malhumorada, irritable, inquieta

Dormir en exceso o no poder dormir, inclusive cuando el bebé duerme

Problemas de concentración, de recordar detalles y tomar decisiones

Sentirse enojada

Perder el interés en actividades que previamente resultaban agradables

Tener problemas de dolores y molestias físicas como dolor de cabeza frecuente, problemas del estómago y dolores musculares

Comer en exceso o muy poco

Aislarse de amistades y familiares

Tener problemas para crear vínculos emocionales con el bebé

Dudar constantemente de su capacidad de cuidar al bebé

Pensar en hacerse daño a sí misma o a su bebé

Solo un psicólogo acreditado puede diagnosticar la depresión posparto, debido a la amplitud de los síntomas y como pueden variar entre una mujer y otra, por lo cual se debe discriminar si estos se deben a una depresión pos parto o a algún otro factor. Si sospechan que pueden tenerla, enseguida deben acudir a un proveedor de asistencia médica.

La tristeza pots parto o baby blues es un término usado para describir los sentimientos de fatiga, tristeza y preocupación que muchas mujeres tenemos después de dar a luz. Debido a que los bebés necesitan de mucha atención y cuidado, es normal que las madres se preocupen o sientan cansancio por este arduo trabajo. La tristeza posparto puede afectar hasta un 80% de las madres, e incluye sentimientos leves que duran una o dos semanas y desaparecen por sí solos.  En cambio en la depresión post parto, estos sentimientos de tristeza y ansiedad pueden ser extremos, afectando hasta la capacidad de la mujer de cuidarse a sí misma o a su familia. Debido a la gravedad de sus síntomas, generalmente requiere de tratamiento. Esta se presenta en alrededor de un 15% de partos, puede empezar un poco antes o en cualquier momento después del nacimiento del bebé, pero en general se instala entre una semana y un mes después del parto.

Hay mujeres que son más propensas a experimentar una depresión post parto, y son aquellas expuestas a un mayor número de factores de riesgo; por ejemplo:

  • Síntomas de depresión durante o después de un embarazo anterior
  • Antecedentes de depresión o trastorno bipolar en otra etapa de su vida
  • Un miembro de su familia que padeció depresión u otras enfermedades mentales
  • Una situación estresante durante el embarazo o poco después de dar a luz, como perder su empleo, la muerte de un ser querido, violencia doméstica o enfermedad.
  • Complicaciones médicas durante el parto, como un parto prematuro o que el bebé nazca con problemas médicos.
  • Sentimientos encontrados sobre el embarazo, así haya sido planificado.
  • Falta de apoyo emocional (pareja, esposo, familia, amigos, trabajo)
  • Madres solteras
  • Bebés con temperamento difícil
  • Problemas de abuso de alcohol o drogas

Así, este tipo de depresión puede afectar a cualquier mujer, sin importar su raza, edad, etnia o situación económica. La buena noticia es que los tratamientos que tenemos disponibles actualmente son muy eficaces, y junto a su proveedor de atención médica y psicológica pueden escoger el que mejor les parezca. En general se recomienda terapia psicológica y en los casos que se requieran se pueden usar medicamentos; los anti depresivos actúan sobre la química cerebral interviniendo en una regulación del estado de ánimo. Muchos antidepresivos tardan semana en funcionar adecuadamente; y aunque estos en general se consideran seguros durante la lactancia, la mujer debe consultar con su médico acera de riesgos y beneficios de la medicación para ella y el bebé.  Ambos métodos se pueden usar solos o en combinación.

Es importante mencionar que la mejoría de síntomas se presenta dentro de 1 a 3 semanas, pero es importante que la madre comprenda que una buena respuesta no permite la interrupción del tratamiento. La suspensión temprana de medicamentos generalmente lleva a episodios de recaída de la enfermedad. Les dejo unas estrategias para prevenir la depresión post parto:

Duerme todo lo que puedas, cada pequeña siesta es muy importante.

Sé realista en tus metas (bajar de peso, volver a tu vida normal)

Busca contacto con otras madres

Sal a pasear a diario, una pequeña caminata en el parque, ejercicio suave

Simplifica y prioriza las cosas, los bebés no necesitan una casa perfectamente reluciente

Busca posponer visitas hasta después del primer mes, así podrás acelerar tu recuperación

Aprende a pedir ayuda, te sorprenderá cuantas personas estarán dispuestas a apoyarte con tus hijos mayores mientras descansas o a traerte algo que te faltó del supermercado, apóyate, este es el momento.

Si la depresión postparto no se trata, puede durar meses o años, y además de afectar a la salud de la madre, puede interferir en su capacidad de relacionamiento y de cuidado de su bebé, puede hacer que éste tenga problemas para dormir y alimentarse y tener problemas de conducta a medida que va creciendo. Es posible que los primeros en reconocer los síntomas sean amistades o parientes, así pueden animarla a que hable con su médico, apoyarla emocionalmente y ayudarla con las tareas diarias de cuidado del hogar y del bebé.

Con cariño,

Daniela Ordóñez

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