Análisis psicológico de la película junto a mi querida amiga y colega Psicóloga Maribel Cevallos.
𝐒𝐏𝐎𝐈𝐋𝐄𝐑 𝐀𝐋𝐄𝐑𝐓🚨: Sí aún no viste la película marca el post para guardarlo y leerlo después.
Sorprende ver una película de este estilo dedicada casi exclusivamente a comprender desde la infancia, la configuración de una enfermedad mental en detalle. Aunque la película tiene rasgos posiblemente exagerados, contiene altas dosis de realidad y es una oportunidad para reflexionar como sociedad.
Durante la niñez de Arthur, suceden hechos que lo marcan (a tal nivel que los bloqueará de su memoria) y que son los ladrillos con los que se construye lo que serán sus trastornos. Se desconocen los hechos previos a su posible adopción, pero sabemos que durante su crianza su madre padece de Trastorno Narcicista de la Personalidad, caracterizado por una falta de empatía y explotación de los demás que suele generar negligencia y abuso hacia los hijos de estas personas, hijos que crecen con una constante confirmación de no ser suficiente (“¿acaso no debes ser gracioso para ser un comediante?” le dice mas adelante).
A la par, la madre impone a Arthur una imagen de alguien que siempre está feliz (es común en dicho desorden el fomentar fantasías ilimitadas de perfección, desconectadas de lo real), la realidad es que la pareja de ella lo abusa física y psicológicamente con su conocimiento, y presencia los golpes que recibe su mamá. Además, la madre padece esquizofrenia, lo cual nos cuestiona a nosotros y a él ¿qué es real y qué no?
Ya como adulto, busca reinsertarse en la sociedad, tener un trabajo. Sin embargo su trauma sigue repitiéndose, sufre bullying constantemente, el cual se amplifica al suceder públicamente en TV.
Asiste a las citas con la trabajadora social, quien realmente no lo escucha, y en un momento es quien le dice “la sociedad no se preocupa por gente como tú o como yo”, lo cual es cierto, no existen recursos para las personas con problemas de salud mental, y por ende, tampoco profesionales bien remunerados que puedan atender a esta población.
A raíz de esta historia de abusos el Diagnóstico del Joker es de sociopatía, por ello tiene nula empatía y puede asesinar sin sentir nada (trastorno que no lo exime de responsabilidad); adicionalmente vemos que tiene episodios donde se disocia (un mecanismo involuntario para desconectarse de su dolor, de donde nacen sus fantasías de ser abrazado por el conductor de TV, de tener una relación con su vecina) y además padece un trastorno neurológico real, llamado afecto pseudobulbar que causa una expresión emocional exagerada e inapropiada al contexto y que causa episodios de risa y de llanto, (se puede dar por lesiones cerebrales por ejemplo.)
La película no nos ahorra el sufrimiento y pone sobre la mesa el tema de la salud mental. Nunca llega Bruce Wayne en su traje a salvarnos de la realidad. “Así es la vida” diría Arthur.
Es hora de comprender la importancia de proteger a los menores, de apoyar las iniciativas de salud mental en nuestros países, romper los estigmas alrededor de la misma, ofrecer acceso desde las aseguradoras, tomarnos en serio que la #SaludMental también es parte vital de la salud en general. Empecemos a hablar de esto sin miedo, a educarnos, a incluir, a recordar que quienes padecen estos problemas están sufriendo y necesitan apoyo a tiempo, realmente la frase del Joker “Lo peor de tener un trastorno mental es que las personas esperan que actúes como si no lo tuvieras” resume ese dolor de no pertenecer y no ser comprendidos. Muchos de los #Joker que existen en nuestro mundo son un síntoma de toda una sociedad.
𝐒𝐏𝐎𝐈𝐋𝐄𝐑 𝐀𝐋𝐄𝐑𝐓🚨: Sí aún no viste la película marca el post para guardarlo y leerlo después.
Sorprende ver una película de este estilo dedicada casi exclusivamente a comprender desde la infancia, la configuración de una enfermedad mental en detalle. Aunque la película tiene rasgos posiblemente exagerados, contiene altas dosis de realidad y es una oportunidad para reflexionar como sociedad.
Durante la niñez de Arthur, suceden hechos que lo marcan (a tal nivel que los bloqueará de su memoria) y que son los ladrillos con los que se construye lo que serán sus trastornos. Se desconocen los hechos previos a su posible adopción, pero sabemos que durante su crianza su madre padece de Trastorno Narcicista de la Personalidad, caracterizado por una falta de empatía y explotación de los demás que suele generar negligencia y abuso hacia los hijos de estas personas, hijos que crecen con una constante confirmación de no ser suficiente (“¿acaso no debes ser gracioso para ser un comediante?” le dice mas adelante).
A la par, la madre impone a Arthur una imagen de alguien que siempre está feliz (es común en dicho desorden el fomentar fantasías ilimitadas de perfección, desconectadas de lo real), la realidad es que la pareja de ella lo abusa física y psicológicamente con su conocimiento, y presencia los golpes que recibe su mamá. Además, la madre padece esquizofrenia, lo cual nos cuestiona a nosotros y a él ¿qué es real y qué no?
Ya como adulto, busca reinsertarse en la sociedad, tener un trabajo. Sin embargo su trauma sigue repitiéndose, sufre bullying constantemente, el cual se amplifica al suceder públicamente en TV.
Asiste a las citas con la trabajadora social, quien realmente no lo escucha, y en un momento es quien le dice “la sociedad no se preocupa por gente como tú o como yo”, lo cual es cierto, no existen recursos para las personas con problemas de salud mental, y por ende, tampoco profesionales bien remunerados que puedan atender a esta población.
A raíz de esta historia de abusos el Diagnóstico del Joker es de sociopatía, por ello tiene nula empatía y puede asesinar sin sentir nada (trastorno que no lo exime de responsabilidad); adicionalmente vemos que tiene episodios donde se disocia (un mecanismo involuntario para desconectarse de su dolor, de donde nacen sus fantasías de ser abrazado por el conductor de TV, de tener una relación con su vecina) y además padece un trastorno neurológico real, llamado afecto pseudobulbar que causa una expresión emocional exagerada e inapropiada al contexto y que causa episodios de risa y de llanto, (se puede dar por lesiones cerebrales por ejemplo.)
La película no nos ahorra el sufrimiento y pone sobre la mesa el tema de la salud mental. Nunca llega Bruce Wayne en su traje a salvarnos de la realidad. “Así es la vida” diría Arthur.
Es hora de comprender la importancia de proteger a los menores, de apoyar las iniciativas de salud mental en nuestros países, romper los estigmas alrededor de la misma, ofrecer acceso desde las aseguradoras, tomarnos en serio que la #SaludMental también es parte vital de la salud en general. Empecemos a hablar de esto sin miedo, a educarnos, a incluir, a recordar que quienes padecen estos problemas están sufriendo y necesitan apoyo a tiempo, realmente la frase del Joker “Lo peor de tener un trastorno mental es que las personas esperan que actúes como si no lo tuvieras” resume ese dolor de no pertenecer y no ser comprendidos. Muchos de los #Joker que existen en nuestro mundo son un síntoma de toda una sociedad.